Encontrarse cara a cara con un repertorio no muy amplio pero sí variado, apenas treinta y cinco esculturas en mármol, bronce y escayola, de la obra de Baltasar Lobo (Cerecinos de Campos, Zamora, 1910 - París, 1993) es siempre un motivo de asombro y de disfrute. Espléndido escultor moderno, marcado por la profundidad de la estatuaria griega, para tiempos de crisis -¿no se realizó su obra tras el desgarro de la guerra civil y la mundial, época dura e incierta?- cuyas esculturas se nos ofrecen para paliar vacíos, conjurar inseguridades e invitarnos a resistencias en lo más hondo. Algo que solo es medianamente posible en la persecución de la belleza.
Así que tener al alcance una exposición con una pequeña parte de los trabajos del escultor zamorano es disponerse al goce. Por otra parte, que sus esculturas se mezclen, aleatoria o intencionadamente, con las copias clásicas de la Casa del Sol de Valladolid, no es sinónimo sino de diálogo. Diálogo entre interpretaciones y visiones del cuerpo humano, de los mitos, de la naturaleza. ¿Un diálogo a dos bandas? Yo diría que hay más. Cuando el visitante se mueve entre Ariadna y una mujer incorporándose en la arena, o entre un atleta griego y uno de nuestro tiempo, o entre faunos clásicos y mujeres tumbadas, ¿no se introduce otro conversador? Diálogo a tres, pues, donde el espectador se acerca por una parte al hombre actual creativo que se cuestiona la intención, la creencia, la habilidad, la asunción de los materiales, la concepción de las formas y, por otro lado, se desplaza entre las copias de obras clásicas donde la potente ejecución se impone a los significados simbólicos.
El visitante de la obra de Lobo en matrimonio con las representaciones artísticas clásicas se siente cómplice. Uno tiene la sensación de entrar en un arco transtemporal afortunado y capaz de enseñarnos y permitirnos reflexionar sobre la condición humana, así como de explorar los diferentes enfoques con los que los artistas han interpretado el universo tangible, generando incluso uno más allá. Los clásicos que tanto enseñaron a Baltasar Lobo se descubrirían con goce al ver las interpretaciones que unos milenios después realizó un hombre de oficio de la lejana terra ignota.
Del prospecto confeccionado para la Exposición son estos párrafos:
«'Siempre he admirado la inteligencia y la pasión que se
adivinan en la escultura griega'. Lobo mantuvo siempre un
secreto interés por los mitos helénicos, tratando de descubrir
sus aspectos más marginales e insólitos. Esta simpatía por la
estatuaria mediterránea estaba en el ambiente de la época y
forma parte del espíritu heterodoxo con que los escultores de
mediados del siglo XX afrontaron su ruptura con la tradición.
Sin perder de vista la inspiración antigua, nuestro autor,
mediante un salto en el vacío, prescinde de las proporciones
naturales, olvida la anatomía y sintetiza el rostro, de modo que
los ojos, la nariz o la boca no imitan rasgos reales, sino que
los designan como un ideograma, según un sistema de signos
sucintos: el rostro plano, el ojo cilíndrico, la breve hendidura
de la boca, el tronco rectangular de la nariz. En la adopción
de estos recursos, Lobo demuestra poseer, al igual que sus
contemporáneos, un ojo primitivo y una mente moderna".
Diálogo entre caballos, el del Partenón y el de Lobo...
Diálogo con Dione y Afrodita...
Con Fauno y Ménade danzante...
El élan (impulso) con Laocoonte et filii...
Con el hoplitódromo...
Con Ariadna en Naxos...
Las gitanas entre la diosa Hera y el torso de caballo...
Con la Venus Capitolina...
Con el filósofo Epicuro...
Minotauros y Teseos, centauros, diosas, mujeres jugando con niños, maternidades, y una y otra vez la mujer, siempre la mujer, ¿o son sus venus?, en mil expresiones.
Y para rematar esta maravillosa Séléné...
Baltasar Lobo, un moderno entre los antiguos.
Exposición en la Casa del Sol. Museo Nacional de Escultura de Valladolid. Del 5 de Mayo al 28 de Octubre de 2018.
La mayoría de sus obras son desconocidas para mi.
ResponderEliminarTiene una personalidad arrolladora.
Mil gracias por ponerlas.
Salut
Los grandes artistas baten hasta el concepto que se tiene del tiempo.
ResponderEliminarUn placer seguir aprendiendo sobre belleza y proporción.
ResponderEliminarMe ha encantado. Excelente post. A Balta también le hubiera gustado mucho... Amaba la escultura, también el dibujo...
ResponderEliminarNo me enteré de esta exposición, hubiera ido seguro...
Abrazo
Abrazo