Ikusmira en euskera significa vista y perspectiva. Pero también curiosidad, ganas de ver, de conocer. Un escultor fecundo como el navarro José Ramón Anda está acostumbrado a mirar, es parte de su origen y de su crecimiento. Y a desarrollar su trabajo escultórico en materiales tan dispares como la madera, la piedra o el metal. Naturalmente, los materiales obligan a ensayar y construir formas de riqueza diferente y complementaria. Como dice de él el arquitecto e historiador José Ángel Sanz Esquide:
"Es un hombre de una cultura visual intensa, que posee un gusto
extraordinario al mirar las cosas, una cultura hecha de imágenes, de sensaciones y de
experiencias. Su formación tuvo como epicentro, volvamos a repetirlo, lo constructivo y
lo visual, descubriendo las cosas por él mismo desde la experiencia, como por otra parte
ha ocurrido con todos los artistas, más allá de estudios sistemáticos en libros y lecturas
propios de la enseñanza reglada, que muy pocas veces dejan huella.
Un segundo elemento en la formación de Anda, desde muy joven, fue un gusto y
un conocimiento muy particular por los materiales, ya fuese al comienzo de su carrera la
madera –roble, castaño, nogal, boj, cerezo-, materiales que son cada uno de ellos un
mundo, ya fuese el alabastro, la piedra, el bronce, el acero corten, el aluminio o el
mismo mármol más adelante...Es nuclear para la educación en esta cultura de los materiales el hecho de que
José Ramón Anda, nacido en 1949 en Bakaiku (Navarra), creciese en el taller de
carpintería familiar donde su padre no era únicamente un gran maestro ebanista sino también un tallista de primera magnitud. Vivió desde la infancia una experiencia muy
singular, única en la escultura contemporánea, sobre las cualidades y la tradición de
las técnicas constructivas de la madera. Un conocimiento exhaustivo de la naturaleza y
de la evolución de los árboles de todo el País Vasco y de todos los secaderos y serrerías,
así como una transmisión de recursos técnicos propios de una larga tradición como es la
de la construcción en madera; recursos, algunos inventados por su padre, otros
prácticamente olvidados. Este punto de apoyo en el arte y la cultura auténticamente
popular nunca los ha perdido el escultor".
La obra en bronce Ikusmira se encuentra ubicada en el Parque de Doña Casilda, junto al Museo de Bellas Artes de Bilbao. Mirar conduce a indagar en la disposición de las formas, no solo las que saltan a la vista sino las ocultas. Y lleva a admirar el sistema de líneas que se entrecruzan, se concatenan, formando círculos o planos, donde lo curvo y lo recto forman un todo que los une y los separa sin fin. ¿Dónde y cuándo comienzan unas líneas u otras? La observación por el hombre del paisaje cercano o alejado es tan primitivo como deductivo. ¿Es que la mirada de los hombres ha permanecido solamente en la representación figurativa que le impacta? En absoluto; el entresijo de la historia del Arte es también y, acaso, precisamente la prospección de los contornos que delimitan el espacio, el visible y el recóndito, ya ofrecidos por la naturaleza y comprendidos por el artista. Y en ese sentido, esta Ikusmira de Anda, ¿no es una representación audaz de las formas contra el tiempo? Y el paseante ocasional agradece que salga a su paso.